Tuesday, January 24, 2017
Momentos claves en la contextualización del código de conducta de MenEngage en Nicaragua
Douglas Mendoza Urrutia y Ana María Bermúdez
reposted from http://menengage.blogspot.com/
Código de Conducta REDMAS http://menengage.org/wp-content/uploads/2016/10/Nicaragua-MenEngage-REDMAS_code-of-conduct.pdf |
La Red de Masculinidad por la Igualdad de Género de Nicaragua (REDMAS) es una red que llegó a su noveno aniversario con 20 organizaciones de la sociedad civil. Coincidimos organizaciones feministas, organizaciones que trabajan con niños, niñas, adolescentes y jóvenes y grupos de hombres. El objetivo de este artículo es compartir las razones que nos movió a construir nuestro propio Código de Conducta. Identificamos cuatro momentos claves en este proceso.
Diálogo con el movimiento feminista
El primer momento fue un encuentro con compañeras del movimiento feminista sobre el trabajo de masculinidades. Compartimos la historia del grupo de hombres contra la violencia formada en los años noventa. Preocupados por la violencia contra las mujeres y motivados por las compañeras feministas nos organizamos para hablar sobre nuestras propias vidas y hacer un trabajo público de concientización.
Muchas compañeras no creían en el trabajo con hombres. Señalaban que posterior a la revolución sandinista los hombres habíamos continuado con el machismo, pese a que la intención era ser hombres nuevos.
Nos dijeron que el trabajo de masculinidades genera discursos igualitarios en los hombres pero pueden seguir siendo machistas en sus vidas cotidianas. Por eso cuestionamos a fondo esas relaciones de poder de los hombres e impulsamos este trabajo desde muchos frentes: las paternidades, la salud sexual y derechos reproductivos, la prevención del VIH y el SIDA, las diversidades sexuales y la prevención de la violencia.
Las compañeras nos hicieron preguntas que nos cuestionan:
¿Surgió el trabajo de los hombres producto de los malestares de los propios hombres sobre los núcleos duros de su masculinidad o nació por el malestar creciente del feminismo?
Nos preguntan sobre la intención y las motivaciones más profundas de nuestro trabajo con los hombres. ¿Es para hacer reformas que preserven el poder masculino o es para unirse al movimiento feminista y desmontar el poder masculino patriarcal?
Las compañeras nos dijeron que los hombres tienen que ser interpelados. Aquí está la esencia de la rendición de cuentas. Desaprender el machismo es un proceso lento, con avances y recaídas. Por eso necesitamos esa constante interpelación del movimiento de mujeres.
Nos señalaron los riesgos de enfoques en el trabajo con hombres donde se diluye el análisis de las relaciones de poder, dejándolo como un problema superficial de comunicación, o se coloca a los hombres en un victimismo (“hombres sufridos por el machismo”), o se teme abordar temas como la homofobia.
Estas reflexiones críticas nos comprometen a crear más espacios de diálogo con el movimiento de mujeres, forjar alianzas concretas y mejorar nuestras prácticas internas como red.
Código de Conducta de MenEngage
El segundo momento influyente en la decisión de construir nuestro Código de Conducta fue la adherencia de nuestra Red al Código de Conducta de MenEngage Global. Pensamos que sería importante trabajar en un documento que normara las relaciones entre hombres y mujeres al interno de REDMAS y con los grupos metas que trabajamos. Vimos que no era suficiente que cada organización tuviese su propia política institucional de protección o código de ética, sino que necesitábamos una como REDMAS.
Taller regional en Auditoría y Rendición de cuentas
El tercer momento se marca con el taller regional sobre auditoría y rendición de cuentas, que se realizó en Nicaragua, facilitado por MenEngage. Nos dimos cuenta de la dimensión política de la auditoría y rendición de cuentas. Comprendimos que para transformar las relaciones de poder los grupos privilegiados deben rendir cuentas y escuchar la perspectiva de los grupos con menos poder. Por ejemplo, los hombres deben rendir cuentas y escuchar a las mujeres; y las mujeres activistas deben también escuchar a otras mujeres marginadas. Se trata de una herramienta anti-opresiva de alianzas.
Rendir cuentas es compartir con transparencia lo que hacemos y estar dispuestos a ser cuestionados. Urge escuchar y tomar medidas cuando nos señalan prácticas que violan nuestros principios.
Al final del taller nos comprometimos a firmar el Código de Conducta de MenEngage, tender un puente de diálogo con organizaciones de mujeres que no son de la RED, poner en común la apuesta política de REDMAS con todas sus organizaciones miembros, y replicar los contenidos del taller con las organizaciones miembros.
Taller de réplica con la Asamblea de REDMAS
El taller de réplica fue el cuarto momento del proceso. Ingenuamente creíamos que todas las personas dentro de la RED establecemos relaciones de respeto y equidad, dado que somos activistas con un compromiso con la igualdad y los derechos humanos. Al abordar la rendición de cuentas, salió a luz situaciones problemáticas dentro de la RED que no se habían abordado. Algunos compañeros estaban tratando en forma sexista a algunas compañeras. Se estaban facilitando actividades educativas con metodologías inapropiadas.
Concluimos que no se podían seguir permitiendo estas prácticas. Sin embargo, no teníamos claridad sobre cómo proceder. Era más fácil resolver los análisis de casos teóricos sobre violaciones al Código de Conducta incluidos en el diseño del taller, que enfrentar casos similares en la vida real.
Teníamos que sentar un precedente, para no dejar el mensaje equivocado de que en REDMAS se encubren esas situaciones pero, ¿Cómo hacerlo? Sentimos mucho temor de que las situaciones se hicieran públicas y perdiéramos nuestra credibilidad como RED. Prevaleció nuestro compromiso de practicar la coherencia entre el discurso y la práctica.
Existen organizaciones que no son de la RED que están haciendo trabajo con hombres con enfoques reforzadores del machismo. También comentamos de líderes de organizaciones acusados por delitos de abuso sexual que han solicitado integrarse a la RED. Esto fue también otra motivación para contar con un Código de Conducta para evitar que organizaciones con prácticas cuestionables ingresen a la RED. Estas situaciones surgidas en el taller aceleró la decisión de contar con un Código de Conducta. Y lo fuimos construyendo en forma participativa con los aportes de todos y todas.
Diálogo con el movimiento feminista
El primer momento fue un encuentro con compañeras del movimiento feminista sobre el trabajo de masculinidades. Compartimos la historia del grupo de hombres contra la violencia formada en los años noventa. Preocupados por la violencia contra las mujeres y motivados por las compañeras feministas nos organizamos para hablar sobre nuestras propias vidas y hacer un trabajo público de concientización.
Muchas compañeras no creían en el trabajo con hombres. Señalaban que posterior a la revolución sandinista los hombres habíamos continuado con el machismo, pese a que la intención era ser hombres nuevos.
Nos dijeron que el trabajo de masculinidades genera discursos igualitarios en los hombres pero pueden seguir siendo machistas en sus vidas cotidianas. Por eso cuestionamos a fondo esas relaciones de poder de los hombres e impulsamos este trabajo desde muchos frentes: las paternidades, la salud sexual y derechos reproductivos, la prevención del VIH y el SIDA, las diversidades sexuales y la prevención de la violencia.
Las compañeras nos hicieron preguntas que nos cuestionan:
¿Surgió el trabajo de los hombres producto de los malestares de los propios hombres sobre los núcleos duros de su masculinidad o nació por el malestar creciente del feminismo?
Nos preguntan sobre la intención y las motivaciones más profundas de nuestro trabajo con los hombres. ¿Es para hacer reformas que preserven el poder masculino o es para unirse al movimiento feminista y desmontar el poder masculino patriarcal?
Las compañeras nos dijeron que los hombres tienen que ser interpelados. Aquí está la esencia de la rendición de cuentas. Desaprender el machismo es un proceso lento, con avances y recaídas. Por eso necesitamos esa constante interpelación del movimiento de mujeres.
Nos señalaron los riesgos de enfoques en el trabajo con hombres donde se diluye el análisis de las relaciones de poder, dejándolo como un problema superficial de comunicación, o se coloca a los hombres en un victimismo (“hombres sufridos por el machismo”), o se teme abordar temas como la homofobia.
Estas reflexiones críticas nos comprometen a crear más espacios de diálogo con el movimiento de mujeres, forjar alianzas concretas y mejorar nuestras prácticas internas como red.
Código de Conducta de MenEngage
El segundo momento influyente en la decisión de construir nuestro Código de Conducta fue la adherencia de nuestra Red al Código de Conducta de MenEngage Global. Pensamos que sería importante trabajar en un documento que normara las relaciones entre hombres y mujeres al interno de REDMAS y con los grupos metas que trabajamos. Vimos que no era suficiente que cada organización tuviese su propia política institucional de protección o código de ética, sino que necesitábamos una como REDMAS.
Taller regional en Auditoría y Rendición de cuentas
El tercer momento se marca con el taller regional sobre auditoría y rendición de cuentas, que se realizó en Nicaragua, facilitado por MenEngage. Nos dimos cuenta de la dimensión política de la auditoría y rendición de cuentas. Comprendimos que para transformar las relaciones de poder los grupos privilegiados deben rendir cuentas y escuchar la perspectiva de los grupos con menos poder. Por ejemplo, los hombres deben rendir cuentas y escuchar a las mujeres; y las mujeres activistas deben también escuchar a otras mujeres marginadas. Se trata de una herramienta anti-opresiva de alianzas.
Rendir cuentas es compartir con transparencia lo que hacemos y estar dispuestos a ser cuestionados. Urge escuchar y tomar medidas cuando nos señalan prácticas que violan nuestros principios.
Al final del taller nos comprometimos a firmar el Código de Conducta de MenEngage, tender un puente de diálogo con organizaciones de mujeres que no son de la RED, poner en común la apuesta política de REDMAS con todas sus organizaciones miembros, y replicar los contenidos del taller con las organizaciones miembros.
Taller de réplica con la Asamblea de REDMAS
El taller de réplica fue el cuarto momento del proceso. Ingenuamente creíamos que todas las personas dentro de la RED establecemos relaciones de respeto y equidad, dado que somos activistas con un compromiso con la igualdad y los derechos humanos. Al abordar la rendición de cuentas, salió a luz situaciones problemáticas dentro de la RED que no se habían abordado. Algunos compañeros estaban tratando en forma sexista a algunas compañeras. Se estaban facilitando actividades educativas con metodologías inapropiadas.
Concluimos que no se podían seguir permitiendo estas prácticas. Sin embargo, no teníamos claridad sobre cómo proceder. Era más fácil resolver los análisis de casos teóricos sobre violaciones al Código de Conducta incluidos en el diseño del taller, que enfrentar casos similares en la vida real.
Teníamos que sentar un precedente, para no dejar el mensaje equivocado de que en REDMAS se encubren esas situaciones pero, ¿Cómo hacerlo? Sentimos mucho temor de que las situaciones se hicieran públicas y perdiéramos nuestra credibilidad como RED. Prevaleció nuestro compromiso de practicar la coherencia entre el discurso y la práctica.
Existen organizaciones que no son de la RED que están haciendo trabajo con hombres con enfoques reforzadores del machismo. También comentamos de líderes de organizaciones acusados por delitos de abuso sexual que han solicitado integrarse a la RED. Esto fue también otra motivación para contar con un Código de Conducta para evitar que organizaciones con prácticas cuestionables ingresen a la RED. Estas situaciones surgidas en el taller aceleró la decisión de contar con un Código de Conducta. Y lo fuimos construyendo en forma participativa con los aportes de todos y todas.
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in English:
Key experiences in the contextualization of the MenEngage Code of Conduct in Nicaragua
By Douglas Mendoza Urrutia and Ana María Bermudez
The Masculinity Network for Gender Equality (RedMas) is a Nicaraguan network of 20 civil society organizations that recently celebrated its ninth anniversary. Among its members are feminist organizations, organizations working children, adolescents and youths and men’s groups. The aim of this post is to share the experiences and reasons that led us to build our own Code of Conduct. We identified four key experiences in this process.
Dialogues with the feminist movement
The first experience was a meeting with compañeras (female comrades) of the feminist movement about work with men and masculinities. We shared the history of the Group of Men Against Violence formed in the 1990s. Concerned about violence against women and motivated by feminist peers, we organized ourselves to work both inwardly, sharing reflections in private circles about our own lives as men, and to start the outward process of reaching out to other men for awareness-raising.
Many feminist compañeras did not believe in the work with men. They pointed out that even after the triumph of the Sandinista revolution men continued with their machistas tendencies, even though the intention was to be a new man within a just social order.
We were told that the work on masculinities generates egalitarian discourse in men but that many remained macho in their daily lives. That is why we are committed to question the power relations that men establish. That is why we are pushing this work from many fronts: paternity, sexual health and reproductive rights, prevention of HIV and AIDS, sexual diversity and prevention of violence.
The compañeras asked us questions that challenged us:
Did work with men arise out of personal discomfort with the hard cores of their masculinity, or was it born out of solidarity with feminism?
They asked us about the intentions and deeper motivations of our work with men. Is it to make reforms that preserve male power or is it to join the feminist movement and dismantle male patriarchal power?
The compañeras told us that men have to be questioned. Here is the essence of accountability. Unlearning machismo is a slow process, with advances and relapses. That is why we need that constant interpolation of the women's movement.
They also laid out some of the risks of some approaches to working with men: the analysis of power relations may be diluted, reducing it to a superficial problem of communication; placing men in a victims’ role ("men suffering from machismo"); or fearing to address important themes such as homophobia.
These critical reflections commit us to creating more spaces for dialogue with the women's movement, forging concrete alliances and improving our internal practices as a network.
MenEngage Code of Conduct
The second experience influencing the decision to build our Code of Conduct was our Network's decision to adhere to the MenEngage Global Code of Conduct. We thought it would be important to work on a document that would regulate the relationships between men and women within REDMAS and with the target groups we work with. We saw that it was not enough for each organization to have its own institutional policy of protection or code of ethics - we needed one like REDMAS’s.
Regional Workshop on Accountability
The third experience was the regional workshop on accountability, which was held in Nicaragua in 2015, facilitated by the MenEngage Global Secretariat. It was there that we realized the political dimension of accountability. We understood that to transform power relations, privileged groups must be accountable and listen to the perspectives of groups with less power. For example, men should be accountable and listen to women and women activists must also listen to other marginalized women. It is an anti-oppressive alliance tool.
To be accountable is to share with transparency what we do and be willing to be questioned. It is urgently important to listen and take action when others point out practices that violate our principles.
At the end of the workshop, we committed to signing the MenEngage Code of Conduct, building a bridge of dialogue with women's organizations, disseminating our political commitment with all member organizations, and replicating the contents of the workshop with member organizations.
The Replication Workshop with the REDMAS Assembly
The workshop on accountability with our members, also held in 2015, was the fourth experience in this process. We naively believed that all people within the network establish respectful and equitable relationships, since we are activists with a commitment to equality and human rights. In addressing accountability during the workshop, problematic situations within the network that had not been addressed emerged. Some of the male members of the network were behaving in sexist ways toward female members. Some educational interventions were being implemented using inappropriate approaches.
We concluded that these practices could no longer be allowed. However, we did not know how to proceed. It was easier to resolve the theoretical case analyses of violations of the Code of Conduct offered in the workshop than to tackle similar cases in real life.
We had to set a precedent, so as not to leave the wrong impression, that REDMAS was concerned about such situations, but did not address them. We were very afraid that the situations would be made public and we would lose our credibility. Ultimately, our commitment to coherence between discourse and practice prevailed.
There are organizations that are not members of the network but are working with men on gender issues using approaches that reinforce machismo; we have also received requests to join the network from leaders who have been accused of sexual abuse. These were other reasons why we needed a Code of Conduct - to prevent organizations and people with questionable practices from joining the network. The situations discussed during the workshop accelerated the decision to create a Code of Conduct. And we built it in a participatory way, with contributions from everyone.
REDMAS Code of Conduct |
Dialogues with the feminist movement
The first experience was a meeting with compañeras (female comrades) of the feminist movement about work with men and masculinities. We shared the history of the Group of Men Against Violence formed in the 1990s. Concerned about violence against women and motivated by feminist peers, we organized ourselves to work both inwardly, sharing reflections in private circles about our own lives as men, and to start the outward process of reaching out to other men for awareness-raising.
Many feminist compañeras did not believe in the work with men. They pointed out that even after the triumph of the Sandinista revolution men continued with their machistas tendencies, even though the intention was to be a new man within a just social order.
We were told that the work on masculinities generates egalitarian discourse in men but that many remained macho in their daily lives. That is why we are committed to question the power relations that men establish. That is why we are pushing this work from many fronts: paternity, sexual health and reproductive rights, prevention of HIV and AIDS, sexual diversity and prevention of violence.
The compañeras asked us questions that challenged us:
Did work with men arise out of personal discomfort with the hard cores of their masculinity, or was it born out of solidarity with feminism?
They asked us about the intentions and deeper motivations of our work with men. Is it to make reforms that preserve male power or is it to join the feminist movement and dismantle male patriarchal power?
The compañeras told us that men have to be questioned. Here is the essence of accountability. Unlearning machismo is a slow process, with advances and relapses. That is why we need that constant interpolation of the women's movement.
They also laid out some of the risks of some approaches to working with men: the analysis of power relations may be diluted, reducing it to a superficial problem of communication; placing men in a victims’ role ("men suffering from machismo"); or fearing to address important themes such as homophobia.
These critical reflections commit us to creating more spaces for dialogue with the women's movement, forging concrete alliances and improving our internal practices as a network.
MenEngage Code of Conduct
The second experience influencing the decision to build our Code of Conduct was our Network's decision to adhere to the MenEngage Global Code of Conduct. We thought it would be important to work on a document that would regulate the relationships between men and women within REDMAS and with the target groups we work with. We saw that it was not enough for each organization to have its own institutional policy of protection or code of ethics - we needed one like REDMAS’s.
Regional Workshop on Accountability
The third experience was the regional workshop on accountability, which was held in Nicaragua in 2015, facilitated by the MenEngage Global Secretariat. It was there that we realized the political dimension of accountability. We understood that to transform power relations, privileged groups must be accountable and listen to the perspectives of groups with less power. For example, men should be accountable and listen to women and women activists must also listen to other marginalized women. It is an anti-oppressive alliance tool.
To be accountable is to share with transparency what we do and be willing to be questioned. It is urgently important to listen and take action when others point out practices that violate our principles.
At the end of the workshop, we committed to signing the MenEngage Code of Conduct, building a bridge of dialogue with women's organizations, disseminating our political commitment with all member organizations, and replicating the contents of the workshop with member organizations.
The Replication Workshop with the REDMAS Assembly
The workshop on accountability with our members, also held in 2015, was the fourth experience in this process. We naively believed that all people within the network establish respectful and equitable relationships, since we are activists with a commitment to equality and human rights. In addressing accountability during the workshop, problematic situations within the network that had not been addressed emerged. Some of the male members of the network were behaving in sexist ways toward female members. Some educational interventions were being implemented using inappropriate approaches.
We concluded that these practices could no longer be allowed. However, we did not know how to proceed. It was easier to resolve the theoretical case analyses of violations of the Code of Conduct offered in the workshop than to tackle similar cases in real life.
We had to set a precedent, so as not to leave the wrong impression, that REDMAS was concerned about such situations, but did not address them. We were very afraid that the situations would be made public and we would lose our credibility. Ultimately, our commitment to coherence between discourse and practice prevailed.
There are organizations that are not members of the network but are working with men on gender issues using approaches that reinforce machismo; we have also received requests to join the network from leaders who have been accused of sexual abuse. These were other reasons why we needed a Code of Conduct - to prevent organizations and people with questionable practices from joining the network. The situations discussed during the workshop accelerated the decision to create a Code of Conduct. And we built it in a participatory way, with contributions from everyone.